viernes, 4 de marzo de 2011

Perder los dientes

Me sucede a menudo soñar que pierdo los dientes. Esta noche tenía la boca llena de un fango ocre, como el desecho que queda en el filtro después de servir el café, y las muelas eran escombros que yo sostenía atónito entre los dedos, con restos de sangre o encías. He acudido al manual de Artemidoro, del siglo IV, para saber qué significa todo esto. Artemidoro dice que soñar con dientes puede significar que uno gana una vida nueva, si dientes sólidos suplen a otros caducos y grises; que uno pierde todo lo que tiene, si la boca queda despoblada como una casa sin sirvientes; la proximidad de un gran beneficio, si uno vacía sus almacenes igual que su boca; de una gran desdicha, si se ve con dientes de cristal o madera. Artemidoro no sabe nada, en resumidas cuentas. Y yo siento que ahí abajo, jugando con mis dientes, alguien pretende avisarme de algo con los mismos gestos torpes con los que intentaría comunicarse con otro desde la acera opuesta de una avenida.

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